Volver a la rutina diaria no es tarea fácil para nadie. Le llaman síndrome post-vacacional, pero la verdad es que dejar de hacer lo que más nos gusta puede ocasionarnos mucho dolor de cabeza (uno de los efectos de este síndrome). Cuando volvemos a la escuela las familias entramos en un horario establecido concreto, que marcan los centros escolares, que nos ayuda a tener el día más ordenado. Y cuando digo ordenado me refiero a normas y rutinas que a nuestros hijos e hijas les son muy fructíferas y necesarias.
El año pasado escolar se vio truncado por el COVID-19. Todos nuestros pequeños tuvieron que quedarse en casa algunos meses con la imposibilidad de estudiar ni socializarse con sus compañeros. Muchos lo empezaron viviendo como unas vacaciones extras, pero finalmente fue largo y cansado para todos ellos y ellas. La dificultad de poderse relacionar con sus amigos de una manera normalizada ha provocado que las patologías por depresión infantil hayan aumentado.
